Cuando se hace referencia a las calderas, hay una serie de factores que hay que tener en cuenta para determinar si es rentable o no su adquisición. En concreto, se trata de la caldera y su reparación y del cambio de caldera. En la primera parte se explicará la importancia de un buen mantenimiento de la caldera, y los beneficios que puede llegar a traer ello, mientras que con posterioridad se verá el cambio de caldera ante situaciones de inviabilidad de la reparación de esta.

Mantenimiento de caldera

Esta fase es previa a la de la reparación, y se trata de evitar situaciones como las que se mencionan a continuación:

  • Un deficiente calentamiento del agua
  • Cuando los radiadores se encuentran fríos a pesar de estar en marcha la calefacción
  • Posibles goteras
  • Ante encendidos y apagados repentinos que se observan en la caldera
  • Cuando la caldera no se pone en marcha a pesar de estar fría la habitación y la calefacción puesta
  • Aparición de mensajes de error en el display
  • Cuando se observan ruidos y vibraciones anormales en la caldera durante su funcionamiento

¿En que consiste el servicio de mantenimiento?

Para asegurar el correcto funcionamiento, aunque la caldera funcione aparentemente normal, es necesario que se haga una comprobación periódica cada 2 años como mínimo. Asimismo, se debe hacer una inspección obligatoria del gas cada 5 años. Pero el servicio de mantenimiento incluye también asistencia de reparación urgente, mano de obra, los materiales usados para la reparación de la avería e inspecciones preventivas y rutinarias. Dentro de las comprobaciones rutinarias se incluye la revisión de la correcta combustión de la caldera, el chequeo de la potencia del gas suministrado a la vivienda y de las piezas hidráulicas, la mano de obra y el desplazamiento, así como el uso de piezas originales.

Ventajas de la revisión y mantenimiento

  • Las revisiones periódicas permiten detectar pequeñas fugas que pueden llegar a ser letales en algunas ocasiones
  • También se reduce, en la mayoría de veces, el consumo energético de la caldera debido a que muchas veces la presión no es la adecuada, lo que hace que la caldera gaste más de lo que necesita
  • Ahorro en las facturas del gas tras regular el consumo de este por la caldera
  • Aumento de la durabilidad de la caldera de hasta quince años, lo que permite a su vez detectar pequeños fallos
  • Se proporciona seguridad, ya que, con el tiempo y el desgaste, la revisión periódica se hace cada vez más necesaria
  • La correcta emisión de gases